viernes, 28 de enero de 2011

España trabajar por calidad y servicios o por precios.

Hace muchos años que España se considera la mamá del turismo mundial. Hemos estado tan felices con nosotros mismos, que no hemos dejado de mirarnos al ombligo, olvidando lo que los demás hacen cada día para tomar posiciones avanzadas en el sector de los viajes y el turismo.
Recientemente nos ha sorprendido la noticia de que China nos ha arrebatado nuestro puesto en el ranking mundial. Luego hemos sabido que el turismo en el mundo ha crecido casi al 7 %, y España solo al 1%.
Hoy leo que Milán está apostando fuerte para arrebatar a Barcelona uno de los más grandes congresos mundiales, el de la telefonía móvil, que congrega a miles de profesionales de todos los rincones del mundo. Este congreso ha permitido, en los años en que se ha celebrado en Barcelona, a todos los hoteles de la ciudad de mejorar sus tarifas promedio y su ocupación. Todos los sectores relacionados con el turismo se han beneficiado. Limosinas de toda Europa vienen para dar servicio a los grandes ejecutivos de las multinacionales de la comunicación, completando la oferta local, insuficiente para atender esta enorme afluencia de encorbatados ejecutivos. Perder este Congreso, va a implicar inmediatamente una desmoralización profunda entre los hoteleros que aun resisten.
Algunos han apostado por las ofertas increíbles, tirando los precios al nivel de derribo y cierre. Una familia amiga viaja este fin de semana al precio de 10 Euros por persona, con pensión completa. Es un muy conocido destino de costa, urgido de mantener un mínimo de ocupación. Evidentemente, con estos precios no se puede ofrecer un servicio y un producto de mínima calidad. Pero mis amigos han tomado esta oferta ya que este precio les sale más a cuenta que quedarse en casa, tener que cocinar, cambiar las toallas, tender las camas, etc.

Me da la impresión de que nuestro turismo navega sin rumbo, sin estrategia.

Se ven muy pocas muestras de sentido y razón entre los empresarios y menos entre las autoridades políticas, absortas en su afán de discursos grandilocuentes que les permitan asegurar su poltrona.

Una situación muy triste que tenemos que reorientar si no queremos desaparecer o perdernos entre los destinos depauperados y abandonados. Es el momento de despertar..

Publicado en Lluis Mesalles / Predicando el turismo

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