Nuestra actitud en los periodos de desocupación está basada en la asunción del derecho al descanso para recuperar nuestro bienestar mental y físico medio olvidado el resto del año por nuestros respectivos trabajos. Consecuentemente, nuestras prácticas habituales cambian, no solo rompiendo con la monotonía sino también con nuestras experiencias que suelen ser más “alocadas”: como la mayor tendencia al consumo de alcohol o realizando prácticas amorosas de más riesgo o, muy al contrario, dando más importancia en este periodo vacacional a temas de salud con una mayor preocupación por el medio ambiente o nuestra condición física.
Por eso es bueno incluir servicios relacionados con el tema de la salud con independencia que no sea nuestro objetivo principal de servicio. El poseer recursos basados en conseguir una buena condición física, servir unas dietas equilibradas y sanas, ofrecer una rehabilitación a enfermedades o al estrés etc. aumentará el concepto de buen servicio y un mejor sello de calidad.
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