jueves, 21 de julio de 2011

Otro enfoque en la promoción de nuestro destino

Juan Carlos García
En una época tan difícil como la que nos está tocando vivir, marcada por una profunda y prolongada crisis económica, una de las consecuencias de más trascendencia es la falta de recursos para el desarrollo adecuado de cualquier actividad, y más concretamente, en la que nos ocupa: la promoción turística.

Por otro lado, es un hecho que todas las acciones promocionales de destinos que se llevan a cabo, tanto por las distintas administraciones, como por las empresas proveedoras de servicios turísticos, siempre están focalizadas en el cliente final (¡faltaría más!, lo dice la lógica y todos los manuales de marketing), a través de acciones realizadas con recursos propios, o bien externalizándolas a través de entidades como intermediarios turísticos, agencias de publicidad, etc..., y normalmente con un coste muy elevado.

Hoy en día, aparte de estas acciones promocionales tradicionales, nos encontramos distintos actores y vías de comunicación (redes sociales, aplicaciones, plataformas específicas, etc), que prescriben destinos turísticos de una forma relativamente eficiente y no demasiado costosa. Prescriben la administración, las empresas turísticas, los bloggers profesionales, los viajeros en plataformas como Tripadvisor, Minube, etc..., pero...

¿Quien falta?

¿Quien conoce mejor que nadie un destino?

¿Quien está más identificado con él, desde un punto de vista emocional?

Efectivamente, el propio ciudadano.

¿Enumeramos algunas de las posibilidades que tiene este colectivo en la promoción de un destino?:

1.Potencialidad: Pongamos, por ejemplo, un destino como Cartagena y su comarca, con una población de más 200.000 habitantes. Aunque solo se concienciara un 1% de la población de lo importantes que pueden ser en la promoción de su ciudad, tendríamos unas 2.000 personas ¿Existe alguna entidad en Cartagena que tenga un equipo comercial de 2.000 personas?.
2.Alcance: Hoy en día, nuestro círculo de influencia no se limita geograficamente, sino que gracias a internet y las redes sociales, cada uno de nosotros puede incrementar ese círculo de una manera exponencial.
3.Credibilidad: Las conversaciones se producen entre personas, entre iguales. ¿Quien no ha pensado esta frase cuando viaja fuera?: “Que bueno sería tener un amigo de aquí que me aconsejase...”
4.Compromiso: El sentimiento de pertenencia, el orgullo por tu ciudad, el deseo de hacerlo saber, la satisfacción de ser partícipe en el desarrollo de tu cominudad, la generosidad por contribuir en el bien común, ...
5.Altruismo: Los aspectos emocionales que he enumerado anteriormente, ¿no hacen innecesarias otras “motivaciones” más onerosas?

¿Que retos se plantean?

1.Convencer, de que el turismo es una fuente de riqueza y bienestar para nuestra comunidad y, por lo tanto, para todos y cada uno de nosotros.
2.Concienciar, de que es labor de todos la promoción de nuestro destino y de la importancia de cada aportación individual.
3.Motivar, para vencer estados de ánimo como la apatía, la indiferencia, la pasividad, etc..
4.Formar, a los ciudadanos con el conocimiento adecuado de los recursos turísticos de su destino.
5.Facilitar, herramientas adecuadas para que ellos puedan efectuar la difusión y promoción de su ciudad o su comarca.
6.Y sobre todo, COORDINAR y PLANIFICAR

En un mundo cada vez más globalizado y homogéneo, cada vez existe una menor diferenciación entre unas ciudades y otras. El comercio, los restaurantes, los hoteles, las atracciones turísticas, todo es franquiciado, copiado, imitado para, al final, ser un producto más, en el que las experiencias sentidas, por el hecho de no ser únicas, no perduran en el visitante más allá de su vuelta a casa. Necesitamos reivindicar esos lugares autóctonos y auténticos con los que nos sentimos tan identificados por el hecho de ser nuestros, y que nos diferencian de los demás.">

Y eso, quien mejor puede hacerlo es el propio ciudadano.

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