En definitiva, ¿son útiles las preferencias hacia lo femenino o hacia lo masculino que todos tenemos, para explicar algunos comportamientos de los consumidores? Los estudios deducen de momento, que las actividades de recreo y algunos productos relacionados con la identidad de género no son determinantes para descubrir “talantes” de consumo, siendo en cambio, la fisiología una premisa mucho más concluyente.
Cuál fue mi sorpresa cuando algunas alumnas recién licenciadas de un máster interuniversitario sobre Igualdad me empezaron a desaprobar que eso no podía ser cierto, que todo partía de una premisa de construcción social y que incluso cosas como el “instinto maternal” eran papeles aprendidos culturales…
Los datos científicos avalan que indiscutiblemente procesamos la información de forma distinta. Nuestras estructuras cerebrales son distintas, le pese a quien le pese. Por poner un ejemplo, en el caso de las mujeres existe un mayor tamaño de lóbulo frontal en áreas implicadas en la toma de decisiones, la resolución de conflictos o las emociones. En referencia al marketing: existen aspectos como que la música es un estimulador de sentidos capaz de hacer reaccionar a una persona a niveles tanto físicos, psicológicos como sociales y que las mujeres son más auditivas que los hombres que suelen pensar mayormente a través de imágenes y usar un lenguaje relacionado con la vista. Por eso, las mujeres en general oyen mejor y tienen más sensibilidad auditiva.
Neurólogos y psiquiatras como el norteamericano Alan Hirsch han podido constatar la relación entre el olfato y la personalidad, por ejemplo personas que tienen predilección por olores afrutados tienden a ser perseverantes, si el aroma es a café afecta más a personas dinámicas que derrochan energía, etc. etc. Si esto lo llevamos en términos de sexo comentar que en referencia a la detección de olores las mujeres tienen un sentido del olor más elaborado gracias a los niveles de estrógeno del cuerpo, no se trataría tanto de un mayor olfato como de que en el caso femenino las mujeres enlazan estos olores con la emoción almacenada (en el lado derecho del cerebro perteneciente a la parte emocional, lado que también se relaciona con la memoria a largo plazo).
Como que los hombres y las mujeres tienen un sentido del gusto distinto: ellas más sensibilidad a lo amargo y ellos a lo salado, comúnmente las mujeres tienen más percepción gustativa. Una de las razones del porqué se dice que las mujeres tienen un “sexto sentido” o desarrollada una mejor intuición se basa en el hecho de que las mujeres tienen el olfato y el gusto más sensitivo siendo capaces de percibir olores o sabores que los hombres no captan.
A este respecto decir que las mujeres tienen preferencia por sabores afrutados y escapan de lo que sea demasiado ácido y que, en el caso de vinos por poner un ejemplo, una variedad que suele tener bastante éxito entre ellas es el Syrah, Chardonnay o Pinot poniéndose en boga idear vinos suaves…
En las comidas desde una perspectiva psicofísica, las mujeres son lo que denominaríamos más “súper catadoras” debido entre otras razones, a sus papilas gustativas y a temas hormonales (De hecho gracias a las hormonas las féminas tienden a detectar los aromas más fácilmente). Conocemos perfectamente que existe una sensibilidad en los aumentos de los sabores amargos durante el primer trimestre del embarazo y una variación gustativa que también se da durante el ciclo menstrual…
En definitiva, estas alumnas se quedaron más convencidas ¡de que hay diferencias biológicas¡ y que no todo es cultural… y, algo no menos importante: es bueno cultivarse y aprender todas las facetas del conocimiento pero que antes de tener ideas tan radicales, lo mejor es incluir ¡estudios de feminismo pero también, de biología, antropología o economía! que ayudaran a confeccionar nuestros propios criterios....
Sandra Canudas
No hay comentarios:
Publicar un comentario